Interminable inevitable

viernes, abril 21, 2006

Un cuento

Siempre quise escribir uno. Solo lo logré una vez, debe ser por la falta de estructura que tiene mi persona como para hacerlo.
No debería ser así.
Siempre que me pongo a escribir, mis escritos terminan siendo enumeraciones de sentimientos, emociones o sensaciones.
No quiero que sigan siendo así, me agradan, por parte, pero por otro lado me gustaría poder lograr una variedad en lo que mi limitada o no creatividad pueda generar.
A veces solamente podría hacerme de una lapicera y un papel y obligarme a crear; pero no puedo ser tan autoritaria con mi creatividad. Tal vez sí necesitaría reglas, establecer que es lo que quiero escribir, cómo, etc. Pero dudo tener la fuerza de voluntar para hacerlo. Un cambio de actitud necesito. Abandonar este pesimismo que ya me genera un tedio pleno.
En un pasado, me vanagloriaba de ser así, de no confiar en nadie, de desear lo peor de todos; ya no me resulta divertido. Es una molestia, haciendo apología a mis breves y reprochables conocimientos cristiano (incluyendo las vagas interpretaciones de mis maestros de primaria y secundaria), diría que esa es mi cruz. Utilizando frases mas coloquiales, diría que esa actitud es lo que no me deja ser feliz. Ahora me remito a definir felicidad a o a asociar palabras que yo creo tienen relación con ella. PAZ, PAZ MENTAL, SALUD, RUTINA, AMISTAD, FAMILIA, CARIÑO, ¡AMOR!. Esta última genera derivaciones, varias, que no tengo intenciones de enumerar.
No quiero desnudarme mas. Sé que lo voy a seguir haciendo, no me molesta, me ayuda a sincerarme con mi propia persona.
Sigo en la búsqueda de la verdad, de mí verdad.
En mi búsqueda de mí.